miércoles

El latin ¿una lengua muerta?

La enseñanza del latín, que no está en los programas oficiales de educación desde 1963, copa las aulas de los sitios en donde se enseña en Bogotá.

"Lingua speciem involutam praebet, sed sat cito eam comprehendes"


¿Se quedó en las nubes, no entendió ni jota? Entonces es usted el destinatariuo preciso de ese mensaje en latín cuya traducción podría ser: “parece una lengua difícil pero te das cuenta de su belleza muy pronto”.

Miles de personas se han tomado al pie de la letra el significado de esas palabras, a juzgar por lo que está pasando estos días en Bogotá: en los salones en donde se imparte latín se está colgando el letrero de “no hay cupo”. Así de simple : 38 años después de que lo descolgaran de las aulas, el latín tienen nueva vida en Colombia: resurrectio ad portam.

Emperatriz Chinchilla, quien imparte latín en la Facultad de Humanidades de la Universidad de los Andes y en el programa de Lingüística de la Universidad Nacional, lo expresa de este modo: “Cuando comencé tenía un curso de dos estudiantes. Ahora en UniAndes tengo un grupo de más de 80”.

El número de alumnos también ha crecido en los cursos que organizan desde hace doce años la Unión Latina y el Seminario Andrés Bello del Instituto Caro y Cuervo. “Para los dos primeros niveles, esta vez las plazas quedaron cortas”, dice Sandra Yáñez, de la oficina de prensa del Caro y Cuervo.

¿Está de moda el latín, que en 1963 desapareció de los programas oficiales de educación en Colombia? Camilo Orbes Moreno, quien se halla al frente del diplomado de latín y griego que comenzará en abril en la Universidad San Martín, cree que “no hay que hacerse tantas ilusiones”.

“Se trata –dice– de un crecimiento no despreciable, pero Bogotá hace tiempo que dejó de ser la Atenas Suramericana para ser la ‘apenas suramericana”’.

A veces quienes llegan a los cursos de latín lo hacen huyendo de otros que pasan por ser más duros. Este es el caso de algunos estudiantes de los Andes, que quieren sacar el quite a la estadística. Y en ocasiones ocurre que los estudiantes se topan con el latín por despistados.

Chinchilla cuenta, por ejemplo, que la gente de la Nacional se inscribía en lenguas clásicas pensando que se trataba de italiano y francés. Esto sucedió de forma tan repetida que ahora el anuncio publicitario del curso pone entre paréntesis que se trata de latín y griego.

Se quiere que los inscritos no lleguen con la definición de latín que cantaban Les Luthiers: un violín de lata. Ni que les pase lo del antiguo vicepresidente de Estados Unidos Dan Quayle, de quien se cuenta que alguna vez declaró, de regreso de una visita por América Latina, que le hubiera gustado no haber ‘capado’ tantas clases de latín, “para entender mejor el idioma de los latinoamericanos”.


Una muerta muy viva

El latín, coinciden los profesores consultados, es una lengua muerta que está muy viva. Quien carga un libro de la materia no anda con “un cementerio debajo del brazo”, porque no es un adorno ni un accesorio. Trasciende el exotismo.

“Sin duda es un elemento de importancia mayúscula para quien muestra deficiencias en la comunicación oral y escrita”, dice Raúl Valera, de la Universidad San Martín.

Igualmente ayuda a ordenar las ideas y permite leer los libros clásicos de filosofía directamente desde su fuente original. En esto trabaja Lindy Arriaga, conductora de los cursos en el Seminario Andrés Bello y coordinadora del programa de Latín de la Universidad Pedagógica.

Sandra Pinzón, estudiante de lenguas modernas quien por su cuenta ha tomado cursos de latín dice que le ha servido de base para perfeccionar los idiomas.

“Para los cursos se inscribe mucha gente, dice, pero la deserción es alta porque hay que dedicar todos los días un tiempito para repasar y practicar y no toda la gente está dispuesta o puede hacer esto.

“Además, a veces los cursos resultan aburridos cuando se dedica mucho espacio sólo a la teoría. Es interesante en cambio cuando el profesor trata de ajustar su materia a la actualidad”.

Con esa idea trabaja la Radiodifusora Nacional de Finlandia, que emite el programa Nuntii Latini –Noticias en latín– con reseñas de los aspectos más importantes del acontecer mundial. La dirección es www.yle.fl/fbc//latini/recitatio.html.

También El Vaticano, único estado cuyos documentos oficiales siguen publicándose en latín, que publicó hace tres años un diccionario de este idioma que incluye 15.000 neologismos. Entre estos se cuentan las muy terrenales palabras playboy (juvenes voluptarii) y strip-tease (ipsius nudatores).


El sombrero de copa

Sin embargo el latín no es una cuestión exclusiva de la Iglesia católica, que ha sido definitiva en la expansión de este idioma, pues hasta mediados de los años sesenta celebraba la misa en esa lengua (¿Qué persona mayor de 40 años no recuerda el Dominus vobiscum o el introibo ad altare Dei?). Hoy los tres cardenales colombianos lo hablan, pero en el seminario mayor de Bogotá ya no es obligatorio aprenderlo.

El latín ha tenido que ver con ateos también. Los documentos oficiales de la Primera Internacional Socialista se escribieron en latín. Y el filósofo Federico Nietszche declaró hace un siglo que le daba vergüenza el alemán que se hablaba en su época y que prefería que se volviera al latín y que se dejara de tratar esta “como si fuera una lengua muerta y como si no existiera obligación alguna en relación con su presente y su futuro”.

Según Orbes, aprender latín es fundamental porque “quien no sabe latín y griego queda con el cerebro virgen, como con un piso desocupado”. Algo similar pensaba Tomás Rueda Vargas al afirmar que “el latín es el sombrero de copa de la inteligencia”.

Orbes incluso llega a formular esta hipótesis: la tragedia colombiana comenzó cuando se abandonaron las humanidades en la enseñanza y se dejó de lado el latín. “El ex rector de la Universidad del Valle, Mario Carvajal, afirmaba siempre que si el latín se quitaba, Colombia caería en la violencia. Y fíjese como estamos”.

De ser cierta esta hipótesis, lo que está ocurriendo en las aulas de los cursos de latín en Bogotá, copadas aún en épocas de cursos de inglés a diestra y siniestra, son un muy buen indicio para el país. Pax in patria

No hay comentarios.:

Publicar un comentario